Surf Traveller


SURF EN MUNICH, SÍ, EN MUNICH

04.12.2014 00:26

 

De todos los atractivos que ofrece esta ciudad alemana (la Oktoberfest, la Ópera, el Bayern o su impagable patrimonio histórico), el más curioso es sin duda el espectáculo que ofrecen los surferos de la ola del Eisbach.

 

No, no se trata de un error. La ciudad alemana de Múnich no tiene mar. Pero sí un parque, el Jardín Inglés. A orillas de un río, el Isar. Con un canal, el Eisbach. Que tiene una ola. Perfecta. No medirá más de 10 metros pero a los avezados surfistas muniqueses les sobra y les basta para demostrar su pericia sobre la tabla. Auténticos acróbatas que cruzan de un lado a otro el canal tantas veces como el equilibrio les permite hasta que, por aburrimiento o escaramuzas de esta ola inagotable, se dejan llevar corriente abajo... y vuelta a empezar.

 

Cientos de turistas y viandantes se detienen cada día para contemplar sus proezas. Que uno no sabría decir si éstas lo son tanto por la dificultad de ejecutar los movimientos con tanta precisión como por el hecho de tener que soportar las gélidas temperaturas del agua: aquí se practica surf de enero a diciembre. Y la lluvia o la nieve tan frecuentes en Múnich invitan a todo, menos al baño.

Ellos y ellas no se arredran por un detalle tan peregrino y ofrecen espectáculo puro. Lo llevan haciendo desde mediados de ladécada de los 70, aunque hasta hace un par de años estaba prohibido (ahora y por un intercambio de terrenos entre la ciudad de Múnich y el estado de Baviera se ha legalizado, pero solo es apto para profesionales).

 

 

Esta comunidad de surferos sin pretensiones pero con muchas ganas de pasarlo bien invita al que quiera (siempre con un nivel alto y bajo riesgo propio, insistimos) a deslizarse sobre esta ola que rompe a 519 metros sobre el nivel del mar. Y su invitación no ha caído en saco roto. Prácticamente todas las grandes figuras del surf han pasado por Múnich: desde Kelly Slater a Gerry Lopez, Shaun Thompson, Ross Clarke-Jones o Marlon Lipke.

Así que no te asustes. Si viajas a Múnich y te cruzas en pleno mes de diciembre con alguien vestido de neopreno y una tabla de surf bajo el brazo, tranquilo, no te has pasado con la cerveza. Has visto a un surfista del Eisbach.

 

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