Surf Traveller


NAZARÉ.OLA GIGANTE

15.12.2014 09:56

 

El pueblo pesquero de Nazaré, a 120 kilómetros al norte de Lisboa, ha sido escenario en los últimos años de hasta tres récords consecutivos de la ola más grande nunca surfeada. Esta semana, la costa portuguesa ha vuelto a recibir una fuerte marejada, pero de momento no se ha logrado batir la ola de 30 metros que el estadounidense Garret McNamara recorrió el en enero de 2013. En la imagen, un surfista no identificado se las apaña para bajar uno de estos gigantes de agua y espuma.

 

 

El australiano Ross Clarke-Jones, surfista profesional de olas grandes, intenta escapar de la espuma. Las condiciones de viento y 'swell' tienen que ser muy precisas para dar lugar a olas surfeables.

 

 

Un surfista trata de mantener el equilibrio bajo la atenta mirada del conductor de una de las motos de agua que acompañan a los deportistas en el agua. Las motos, con las que se ha creado la modalidad del'tow in' en las que el surfista es arrastrado para entrar en la pared con velocidad, se han convertido en una pieza clave para el surf de olas grandes ya que hacen las veces de socorristas.

 

 

Una montaña de agua vista desde la costa de Praia Grande, en Nazaré. La orografía del fondo del mar en esta zona de la costa portuguesa es la que explica la formación de estos gigantes.

 

Garrett McNamara, quien hasta ahora tiene el récord de la ola más grande del mundo jamás surfeada, se quita el traje. Uno de los grandes avances en seguridad que han marcado el surf de olas grandes es la incorporación de un salvavidas en el traje, un invento del hawaiano Shane Dorian, quien es uno de los mitos de este deporte. El surfista puede accionar el chaleco para intentar salir a la superficie cuando es tragado por la ola.

 

El surfista Garrett McNamara, de 47 años, se cae de una ola. Este estadounidense marcó en 2011 el récord de la ola más grande del mundo y volvió a batirlo en 2013 con otro monstruo de casi 30 metros. El británico Andrew Cotton también apareció en los periódicos de todo el mundo el pasado febrero bajo el titular de que había batido el récord. Al final, los ordenadores sentenciaron que su ola fue de 24,3 metro

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